miércoles, 24 de mayo de 2017

Preguntas y reflexiones sobre el juicio de la tregua de 2012

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La tregua navideña durante la Primera Guerra Mundial (Wikicommons)
El pasado día miércoles 17 de mayo dio inicio la audiencia que determina si pasan a juicio los detenidos en el caso de la Tregua. Entre los procesados está Raúl Mijango, mediador entre las pandillas, el entonces Director de Centros Penales, Nelson Rauda, así como algunos técnicos y técnicas de los equipos criminológicos. Hay por supuesto, demasiados preguntas sobre el proceso, sobre lo que se juzga, lo que se pone en cuestión. De lo que yo he sabido por diversas fuentes, directas e indirectas, a mi modo de ver, aún está por escribirse lo que podría llamarse la verdadera historia de la tregua. No soy partidario de creer que la tregua, en tanto proceso, “se desmoronó” que “la estrategia se desplomó” tal como reportan Savenije y van der Borgh, en uno de los escritos quizá mejor logrados.
Mi intuición es que el proceso fue intencionadamente abortado y dinamitado desde dentro y desde fuera. Confluyen diversos factores político e ideológicos, pero siempre me ha sorprendido profundamente la manipulación ideologizada que tiende a criminalizar la mediación, el diálogo, la búsqueda de soluciones a las problemáticas en nombre de purezas ideológicas, procesuales o jurídicas. Por supuesto, tengo más preguntas que respuestas.
No tengo duda que más allá de la persecución del delito, misión específica de la Fiscalía General de la República, los esfuerzos del exfiscal Luis Martínez, sometido a juicio por otros puntos, delataban una manipulación política – ideológica de primer orden que comenzó con el procesamiento de Antonio Rodríguez. El caso, me parece, se convirtió en manos de Luis Martínez, una moneda de negociación. ¿Entre quiénes y con qué fin?
Si el argumento es el de procesar a autoridades en vez de mandos medios, ¿por qué concentrarse exclusivamente en el general Munguía Payés, actual Ministro de la Defensa que fungió durante la tregua como Ministro de Justicia? ¿Por qué el interés y énfasis de procesar al expresidente Mauricio Funes? ¿Procesarán también a Monseñor Fabio Colindres? ¿al entonces Director de Inteligencia, Ricardo Perdomo y posterior Ministro de Justicia cuando salió de la escena Munguía Payés y que así mismo procuró hacerse de un nuevo proceso de tregua a su propia medida con ayuda de Antonio Rodríguez y otros?
¿Por qué dialogar, mediar o facilitar un proceso con pandillas se consideró ilegítimo i, ilegal, ilícito y abominable en 2012 y sin embargo, alrededor de las elecciones presidenciales políticos de todos los colores hicieron un acercamiento a las pandillas y defendieron la necesidad del diálogo? ¿Se procesará también a dirigentes políticos prominentes del FMLN y ARENA por estos acercamientos especialmente cuando la Sala de la Constitucional los ha tipificado como terroristas?
¿Cuándo y cuál fue el punto de inflexión de un proceso que mostraba cierto nivel de éxito como para que se hablase de él en la ONU y la OEA se mostrase interesado? ¿Qué fuerza o razón (casi siempre es fuerza, no razón) hizo que se detuviese y se desmantelase el proceso? ¿Hasta que punto las advertencias de la Embajada respecto al uso de sus fondos en proyectos del FISDL en el proceso de Municipios Libres de Violencia se convirtió en campanazo de advertencia? ¿Por qué después de agotado y criminalizado otros actores políticos y nogubernamentales se aventuraron a procesos similares? ¿a inicitiva de quién o de que fuerza o razón (casi siempre es más fuerza que razón)?
Las preguntas son cuantiosas, pero válidas... y por lo menos marcan un esfuerzo para pensar críticamente sobre el proceso. Con todo, ha venido a mi memoria aquella tregua navideña que ejércitos prusiano y británico dispusieron en 1914 y que comenzó cuando sonó el canto de Stille Nacht y que conocemos como Noche de Paz.  El suceso fue llevado después al cine con el film francés de 2005 Joyeux Noël. Huelga decir que los poderosos y respectivos Altos Mando se opusieron de plano a la confraternización con el enemigo. De hecho, para la navidad de 1915 se ordenaron fuertes bombarderos a fin de que no se les ocurriera a las tropas iniciar nuevos procesos de confraternización. El enemigo es enemigo y no se merece tregua alguna... o cuando menos es la idea del Gran Poder que decide las cosas.



contribución de Patricio Schweinsteiger Solis (p.schweinsteiger.solis@gmail.com)




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