La tregua navideña durante la Primera Guerra Mundial (Wikicommons) |
El pasado día miércoles
17 de mayo dio inicio la audiencia que determina si pasan a juicio
los detenidos en el caso de la Tregua. Entre los procesados está
Raúl Mijango, mediador entre las pandillas, el entonces Director de
Centros Penales, Nelson Rauda, así como algunos técnicos y técnicas
de los equipos criminológicos. Hay por supuesto, demasiados
preguntas sobre el proceso, sobre lo que se juzga, lo que se pone en
cuestión. De lo que yo he sabido por diversas fuentes, directas e
indirectas, a mi modo de ver, aún está por escribirse lo que podría
llamarse la verdadera historia de la tregua. No soy partidario de
creer que la tregua, en tanto proceso, “se desmoronó” que “la
estrategia se desplomó” tal como reportan Savenije
y van der Borgh, en uno de los escritos quizá mejor logrados.
Mi intuición es que el
proceso fue intencionadamente abortado y dinamitado desde dentro y
desde fuera. Confluyen diversos factores político e ideológicos,
pero siempre me ha sorprendido profundamente la manipulación
ideologizada que tiende a criminalizar la mediación, el diálogo, la
búsqueda de soluciones a las problemáticas en nombre de purezas
ideológicas, procesuales o jurídicas. Por supuesto, tengo más
preguntas que respuestas.
No tengo duda que más
allá de la persecución del delito, misión específica de la
Fiscalía General de la República, los esfuerzos del exfiscal Luis
Martínez, sometido a juicio por otros puntos, delataban una
manipulación política – ideológica de primer orden que comenzó
con el procesamiento de Antonio Rodríguez. El caso, me parece, se
convirtió en manos de Luis Martínez, una moneda de negociación.
¿Entre quiénes y con qué fin?
Si el argumento es el de
procesar a autoridades en vez de mandos medios, ¿por qué
concentrarse exclusivamente en el general Munguía Payés, actual
Ministro de la Defensa que fungió durante la tregua como Ministro de
Justicia? ¿Por qué el interés y énfasis de procesar al
expresidente Mauricio Funes? ¿Procesarán también a Monseñor Fabio
Colindres? ¿al entonces Director de Inteligencia, Ricardo Perdomo y
posterior Ministro de Justicia cuando salió de la escena Munguía
Payés y que así mismo procuró hacerse de un nuevo proceso de
tregua a su propia medida con ayuda de Antonio Rodríguez y otros?
¿Por qué dialogar,
mediar o facilitar un proceso con pandillas se consideró ilegítimo
i, ilegal, ilícito y abominable en 2012 y sin embargo, alrededor de
las elecciones presidenciales políticos de todos los colores
hicieron un acercamiento a las pandillas y defendieron la necesidad
del diálogo? ¿Se procesará también a dirigentes políticos
prominentes del FMLN y ARENA por estos acercamientos especialmente
cuando la Sala de la Constitucional los ha tipificado como
terroristas?
¿Cuándo y cuál fue el
punto de inflexión de un proceso que mostraba cierto nivel de éxito
como para que se hablase de él en la ONU y la OEA se mostrase
interesado? ¿Qué fuerza o razón (casi siempre es fuerza, no razón)
hizo que se detuviese y se desmantelase el proceso? ¿Hasta que punto
las advertencias de la Embajada respecto al uso de sus fondos en
proyectos del FISDL en el proceso de Municipios Libres de Violencia
se convirtió en campanazo de advertencia? ¿Por qué después de
agotado y criminalizado otros actores
políticos y nogubernamentales se aventuraron a procesos similares?
¿a inicitiva de quién o de que fuerza o razón (casi siempre es más
fuerza que razón)?
Las
preguntas son cuantiosas, pero válidas... y por lo menos marcan un
esfuerzo para pensar críticamente sobre el proceso. Con todo, ha venido a mi memoria aquella tregua navideña que ejércitos prusiano y británico dispusieron en 1914 y que comenzó cuando sonó el canto de Stille Nacht y que conocemos como Noche de Paz. El suceso fue llevado después al cine con el film francés de 2005 Joyeux Noël. Huelga decir que los poderosos y respectivos Altos Mando se opusieron de plano a la confraternización con el enemigo. De hecho, para la navidad de 1915 se ordenaron fuertes bombarderos a fin de que no se les ocurriera a las tropas iniciar nuevos procesos de confraternización. El enemigo es enemigo y no se merece tregua alguna... o cuando menos es la idea del Gran Poder que decide las cosas.
contribución de Patricio Schweinsteiger Solis (p.schweinsteiger.solis@gmail.com)