lunes, 29 de enero de 2018

Arte urbano y prevención de la violencia



Por Josseline Zamora (00120812@uca.edu.sv)


Las variadas respuestas a las problemáticas sociales en el país se pueden organizar en una especie de continuo compuesto por un polo de represión y exclusión, y otro polo compuesto por medidas o iniciativas que tienen como centro dinámicas de prevención e inclusión.
Actualmente he tenido la oportunidad de conocer una serie de iniciativas que desde su posición intentan aportar a la disminución a corto, mediano y largo plazo de los actos criminales y especialmente de homicidios. Estas iniciativas suelen caracterizarse principalmente por hacer énfasis en la modificación de las causas estructurales que propician la violencia, así como el involucramiento de la comunidad como agentes activos y el uso de acciones alternativas, entre ellas el uso del arte.
Dentro de este último, mi última aproximación han sido las que hacen uso del arte urbano, que suelen consistir en grafiti, rap, beatbox, batucada, breakdance y skateboard. Las bondades de este tipo de iniciativas son varias: (a) Se permite el involucramiento de la juventud dentro de labores de prevención, mediante el uso de temas y actividades que son de su interés. (b) Deja de lado la versión tradicional adultocentrista, donde los adultos eran quienes tomaban las decisiones sobre las acciones que involucraban a la juventud y niñez, en cambio estas iniciativas de arte urbano les han permitido a jóvenes retomar su rol activo y decisivo. (c) No son iniciativas impuestas, sino que se ha impulsado aquellas iniciativas iniciadas por jóvenes, las cuales ya se encontraban en las comunidades y solamente han apoyado en el acceso a actores, recursos o publicidad. (d) Se les da el reconocimiento a la juventud de que sus intereses y sus formas de expresión son válidas.
Las anteriores son las bondades propiciadas por la especificidad de hablar de arte urbano, pero se vuelve también necesario especificar porque vale la pena apostar por el arte en la prevención de la violencia. Una respuesta constante es la que hace referencia a la disminución del ocio, pero asumir que esta es la razón por la que este tipo de iniciativas funcionan es en cierta medida aceptar que el ocio es lo que genera violencia. Aunque una cosa sí es cierta, y es que estar involucrados en este tipo de actividades los aleja de los entornos donde son reclutados o expuestos a violencia.
Sin embargo, a mi parecer particular coincido con Patricia Tovar (2014), quien a partir de su experiencia y observación en Colombia expresa que “el arte y su puesta en escena es más que simple entretenimiento. Es más que un dispositivo didáctico o un mecanismo de catarsis. Es verdaderamente una ocasión para que una cultura y una sociedad se definan a sí mismas, dramaticen su historia y su mitología colectiva, nos propongan desafíos, se nos presentan alternativas y modos de ver el mundo diferente y eventualmente, nos reafirmemos o cambiemos maneras de ser que nos causen ansiedad e inconformidad” (p.353).
Es decir, estas iniciativas permiten que haya un empoderamiento de la comunidad, quienes “se redefinen” y toman de nuevo el control de su entorno. Existe un gran nivel de importancia en que la comunidad recobre el valor y que se reconozcan con el derecho de tener su espacio, además de sentirse con la capacidad para reclamarlo. Estas comunidades tienen todo el derecho para hacer esto y ser coautores de su seguridad.
Esto directa o indirectamente genera que los grupos delictivos sean expulsados y estos ven como única opción buscar una nueva base de operaciones o un nuevo lugar donde cometer actos delictivos. Por tanto son necesarias labores complementarias que permitan que las condiciones de inseguridad previamente existentes en las comunidades, no se trasladen simplemente a otras comunidades. Es la responsabilidad de diferentes actores el permitir que estos grupos delictivos puedan enfrentar las consecuencias de sus acciones, pero también aumentar la posibilidad de su reintegración en su sociedad.
Otro aspecto importante que hizo que llamara mi atención fue la falta de niñas o mujeres jóvenes presentes. Si bien no pudimos tener una completa aproximación a todas las personas involucradas en las iniciativas, debido al horario, los pocos que estuvieron presentes (o de quienes se pudo ver en fotos), en su inmensa mayoría eran niños o hombres jóvenes. De esto me surgen dos ideas y dos llamados de atención para quienes trabajan en cualquier tipo de iniciativa de prevención de la violencia.
(1) No estamos cerca de eliminar las barreras existentes de género, impuestas o propiciadas por los paradigmas e ideas que hemos ido transmitiendo como sociedad. Con esto hablo de cuestiones que existen tanto en el imaginario, como las respuestas a situaciones que se dan cotidianamente. Hablar de percepción de seguridad en hombres y en mujeres es completamente diferente, y sé que por lo menos actualmente muchos están de acuerdo con esta afirmación. Una zona libre de pandillas puede seguir siendo una zona de peligro para una niña, para una joven, para una mujer. El acoso y el abuso sexual no vienen exclusivamente de grupos delictivos, puede provenir de personas que son activas y que aportan a la comunidad. Lastimosamente esto disminuye su posible participación en iniciativas comunitaria, ante el constante temor de dejar que las niñas y jóvenes salgan de la casa y se exponga a los peligros de afuera. Especialmente si a esto le sumamos la falta de educación sexual y la alta probabilidad de embarazos prematuros.
(2) Me surge la duda de si en verdad estamos considerando la dificultad de las iniciativas para permitir la inclusión de los grupos poblacionales. Podría considerar que estoy pidiéndole demasiado a los trabajos de prevención. Sé que si una estrategia es para jóvenes, no abarcará a adultos o adultos mayores. Pero es necesario identificar si las características particulares de la iniciativa facilitarán o dificultarán la participación de las niñas y de las jóvenes. No se puede permitir que las iniciativas mantengan el ciclo de exclusión. Tampoco se puede esperar que el tiempo sea el que permita generar el cambio de percepción y que exista talvez en un futuro la inclusión de estos grupos usualmente excluidos. Sabiendo estas condiciones preliminares, se debe hacer un trabajo previo de concientización, de generación de un clima de confianza. Generemos las condiciones necesarias que permitan la inclusión de todos y todas.
A pesar de estos elementos, estas iniciativas resaltan y merecen reconocimiento por darle su valor a la prevención, pero tampoco debemos olvidar que ante cualquier trabajo de prevención de la violencia (o de cualquier situación social) debemos estar dispuestos a evaluar y a ser evaluados de manera crítica, porque como se dice comúnmente “no existe una sola respuesta” y este es un trabajo largo de construcción y deconstrucción, para el que necesitamos ideas nuevas, pero también crítica constante.

Referencias
Tovar, P. (2015). Una reflexión sobre la violencia y la construcción de paz desde el teatro y el arte. Universitas Humanística, (80), 347-369. doi: 10.11144/Javeriana.UH80.rvcp

viernes, 19 de enero de 2018

Teorías de la violencia: donde conservadores de izquierda y derecha coinciden



Resultado de imagen para geburtshelfer gewalt marxContribución de Patricio Schweinsteiger (p.schweinsteiger.solis@gmail.com)
Soy un convencido de la necesidad de entender la violencia para poder prevenirla. Es una perogrullada, pero he encontrado gente que o bien se contenta con lo (poco) que sabe o entiende  o los que les parece totalmente secundario si se entiende o no, puesto que los hechos son lo importante, no la posibilidad de hacer teoría. Es más, he encontrado personas incluso con rango académico que dicen que cualquier teoría es buena... como si fueran colores, como si diera lomismo. Eso raya con la estupidez a mi modo de ver.

Ya he escrito antes sobre la teoría de la humillación de Gilligan. He supuesto que el máximo de la crítica habría de enfilarse hacia aquellas propuestas que reducen el problema de la violencia al delito, reduciendo un problema social a un problema jurídico – penal y así, depositando la responsabilidad del problema en fiscales y policías. Sin embargo, recientemente caí en la cuenta de otra deformación con la que convivimos y que tiene sus implicaciones operativas.

Lo curioso es que topé con el planteamiento dos veces en el mismo día. Me sorprendió el planteamiento que escuché por la mañana y doblemente sorprendido cuando lo escuché nuevamente por la tarde en dos actividades distintas y sin conexión. Dos personajes distintos en dos escenarios académicos distintos. Por la mañana, presentaba la matriz de Curle de progresión del conflicto. Señalaba que la confrontación, como segundo momento de progresión, históricamente ha sido por medios violentos, pero que en términos de construcción de paz, suponía el desafío de desarrollar estrategias de lucha noviolenta. Un dirigente gremial, luchador social y exguerrillero levantó la mano para tomar la palabra. Señaló que no era posible pensar, ni soñar, un mundo sin violencia. Él asumía la violencia como parte inexorable de la vida. Incluso, decía nuestro interlocutor, está presente en el nacimiento (supongo que refería al parto) y en el amor, al hacer el amor… Llamó mi atención su enfoque naturalista y la reducción biologicista.

Por la tarde, compartí tiempo en un Foro filosófico con dos prominentes personajes. Hablábamos de los desafíos de la realidad para la filosofía. Hice alguna referencia a la necesidad de entender la violencia para poder prevenirla. Un interlocutor del Foro tomó la palabra para hablar de las raíces biológicas de la violencia: prácticamente para decir que está en el DNA del ser humano. No quería decir que corre en nuestra sangre el ser criminales, pero que sí, debemos echar en cuenta que la violencia es parte de la vida… y del amor. Coincidía prácticamente calcado con el interlocutor de la mañana. Lo más curioso de ambos casos es que asociaban la violencia al amor: prácticamente dijeron “hacer el amor, duele… y por tanto hay violencia.. y si no duele, no es amor porque de entrada se entiende que hay penetración…” No sé dónde o con quiénes han hecho el amor, pero estoy totalmente en desacuerdo. Es el correlato de del “quién te quiere, te pega

Ambos interlocutores coinciden en su formación clásica marxistoide del tipo de filosofía material naturalista. Digo marxistoide por guardar los respetos a don Karl que más de alguna vez dijo que, al menos él, no era marxista. Y porque claro, lo que entiendo por marxismo, dista muchísimo de lo que estos dos representantes de la izquierda mostraban, auque  probablemente ellos dirían que tienen formación marxista. Con esto quiero decir que creo encontrar en este tipo de planteamiento del clásico diamat como la fuente de la visión de la violencia.

En esta visión de la violencia, no sólo va asociada a un biologicismo pedestre, sino que la asume como parte constitutiva de la vida del ser humano. Según este planteamiento, no puede faltar la sangre, ni la violencia… ni siquiera en el amor. El amor es esencialmente violento. Con esto queda asociado involuntariamente al “si te pega, es porque quiere”. De ahí que tenga sentido enfrentar la violencia con más violencia; o más bien, con una violencia mayor para poder contenerla (si bien no se podría erradicar). Represión y manodurismo concuerda en esta Weltanschauung (visión de mundo) como respuesta factible ante la violencia. Y aquí reside, junto con la Weltanschuung conservadora situada a la derecha, que también asume el manodurismo y la represión como la respuesta ante la violencia. Conservadurismo de izquierda y de derecha que coinciden.

La frase clásica que dice “die Gewalt is der Geburtshelfer jeder alten Gesselschaft, die mit einer neuen schwanger geht” con la que normalmente identificamos a la violencia como la partera de la historia, no debe tomarse más que como una metáfora relacionada con ciertos hechos históricos en los cuales se ha hecho presente la violencia. Pero no tiene por qué ser así.

Por tanto, seguimos viendo necesario entender la violencia para prevenirla.

viernes, 5 de enero de 2018

El presupuesto visto con lentes restaurativos



Contribución de Eugenio Alfonso Tacatic Rojas (eatacatic@gmail.com)
Resultado de imagen para aprobacion presupuesto asamblea legislativaEl Presupuesto General de la Nación (lo que comúnmente llamamos “el presupuesto”) para 2018 no fue aprobado en el 2017…como pasó hace un año que ni el de 2017 fue aprobado en el 2016. Los diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa están procediendo por segunda ocasión de la misma manera, y sí son los mismos y las mismas.
El comentario seguirá la línea insinuada en el título, presentando lo fundamental de la ya usual conducta tras la dinámica de discusión y aprobación del presupuesto, para “leerla” después en clave de justicia restaurativa.
El enfoque desde justicia restaurativa se propone porque este proceder tiene consecuencias, que recaen sobre población concreta y son realizadas por personas concretas, según se expresó antes.
El antecedente inmediato es precisamente la aprobación del presupuesto 2017, con las particularidades siguientes:
·    Fue aprobado a mediados de enero del 2017.
·    Durante el primer semestre del año fue necesario modificarlo, para atender compromisos de deuda. Esto implicó recortes en seguridad, salud, educación, y dejar al mínimo turismo y medio ambiente.
·  La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia mandó a corregir el Presupuesto, haciendo los ajustes en las partidas no financiadas al momento de su aprobación.
El procedimiento seguido impactó directamente a sectores de la población de la sociedad salvadoreña: usuarios(as) del sistema de salud, escolares, la seguridad en el país. La atención al Medio Ambiente se consideró no prioritario, así como el fomento a las actividades turísticas. También se afecta a cada salvadoreño y salvadoreña en tanto que tocará asumir la carga financiera extraordinaria resultado del impago de la primera parte del año. No se pasará por alto la apresurada modificación del esquema de previsional en el país a raíz de la segunda crisis de impago en el segundo semestre de 2017.
La completa presentación del modo de proceder lleva a exponer también que no se modificaron las partidas a ONGs ni los seguros privados para algunas esferas del sector público.
El escenario actual es el de aprobación del presupuesto para el 2018, se ha expresado que será una realidad en la primera semana de enero, que está convocada la Asamblea Legislativa con ese propósito. ¿Cómo se ha procedido? ¿Ha rectificado la Asamblea Legislativa su conducta en el proceso de aprobación?
Para leer en clave de justicia restaurativa la aprobación del presupuesto se hace necesario establecer unas anclas mínimas para el entendimiento, elementales:
·   Desde la perspectiva de la justicia restaurativa, el proceso de justicia pertenece a la comunidad. Se enfoca la falta como una ofensa a la víctima y a su familia, su comunidad. Por tanto, se busca reparar los daños hechos a las víctimas y a la comunidad.
·     La aplicación de la restauración abre la posibilidad para que al ofensor se le ofrezca una oportunidad real de ganarse un lugar en la comunidad.
·     El esquema restaurativo implica mediación, un mecanismo que encuentre a las víctimas y ofensores en ese horizonte de reparación.
·     La restauración consolida a la comunidad en tanto los vínculos debilitados por el acontecimiento se reparan.
Si se acepta que la Sala de lo Constitucional actúa como la parte mediadora en este caso, entre la Asamblea Legislativa y la población (sociedad como la comunidad del país) su propuesta de reparación se resume en la observación al presupuesto del año anterior en julio de ese año: estaba incompleto y desfinanciado, que se prescindiera de seguros médicos privados para funcionarios y jefaturas del aparato estatal, para contribuir con la misión del Estado de la búsqueda del bien común. Y se dio un plazo de tres meses para su corrección. Esto se puede asumir como una agenda mínima para tomar la oportunidad de elaborar un presupuesto…aunque sea para el 2018.
El ofensor (la Asamblea Legislativa) no corrigió el presupuesto anterior, el mediador no se inmutó, ni la víctima. En este asunto, como en la modificación del esquema previsional en el país y otros más, la sociedad (la población o la ciudadanía) participa menos.
La Asamblea Legislativa se ha socializado en torno a un esquema de negociación de sus intereses, y de sus sectores de interés, sean coyunturales o estratégicos. Así se ha tejido el proceder legislativo, no necesariamente teniendo como referente el bien común de El Salvador.
¿Cómo evaluar si está el bien común en el lente de las diputadas y los diputados? Una manera de acercarse a la respuesta es constatar que el proyecto de presupuesto viene completo y financiado, que se ha vuelto a invertir en las carteras castigadas en al apuro del 2017, que no van más los seguros privados-públicos (no son asocio) y que las ONGs de familiares de políticos han dejado de estar en la lista de receptores de fondos públicos por default.
La información disponible contribuye a encontrar huellas de la reparación o la no reparación en la aprobación del presupuesto. Se puede separar el proceso de negociación (entre diputados) y el proyecto de presupuesto. Brevemente.
La discusión del presupuesto se ha reducido a dos grupos parlamentarios: FMLN y ARENA. Los que estuvieron y los que están en el gobierno y con posibilidades de continuar. ¿No son representantes de población todos los diputados y todas las diputadas? Además de señalarse defectos y fallas, de descalificarse sistemáticamente, los diputados y las diputadas negociadores(as) no asumen las propias fallas y errores en el manejo de las finanzas públicas (lo han tenido porque estuvieron o están en el gobierno en el pasado reciente). Su norte no es el bien común
La propuesta conocida como consensada se publicita en tanto que la necesidad de financiamiento no será mayor de 350 millones de dólares. Las asignaciones a las ONGs se mantendrán, bajo otro mecanismo; no se incluye el financiamiento para el cumplimiento de la ley para veteranos de guerra; sí se amplió la atención al sector cafetalero. De los seguros privados para funcionarios públicos no se ha escuchado un murmullo.
El presupuesto se aprobará de manera consensada, los recortes y las adiciones se hicieron para garantizar ese equilibrio. Pero confirma que la Asamblea Legislativa, los padres y madres de la patria tienen otro norte que no es el bien común de la población.
Lo pertinente del mecanismo restaurativo es que al reiterar su conducta dañina el ofensor está aún sin un lugar en la comunidad (sociedad para este caso). La oportunidad se brindó, se desaprovechó, privó la negación y la no responsabilidad ante las consecuencias de los actos (aprobación del presupuesto 2017 en este caso según lo falló la Sala de la Constitucional).
Ante la inminente coyuntura electoral la ciudadanía tiene la posibilidad de convertirla en un círculo restaurativo, para ofrecer un lugar a las ofensoras y ofensores actuales se les debe pedir cuentas de la gestión realizada. Esto desintoxicará a la democracia y cohesionará a la sociedad.
Por eso es importante la información, los medios de comunicación pueden contribuir a que se conozca qué ha hecho cada titular de una curul, y en concreto ante el presupuesto 2018. Si no es aspirante a reelección, como primer intento que se dé a conocer qué propone y leerlo con lentes del bien común. Las redes sociales tienen la potencialidad de contribuir a partir de la discusión de temas de país y poniendo por delante los intereses de las mayorías.