lunes, 20 de febrero de 2017

Andión, el diálogo y nosotros

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Hombre sin cabeza. Arte urbano (Valencia)
Este viernes 17 de febrero ha aparecido en un periódico local una entrevista realizada a Benito Andión. Llama la atención poderosamente algunas frases como para poner el grito en el cielo… luego uno se da cuenta del tipo de proceso que se plantea y pués sí, es otra cosa. Un poco menos de lo que puede esperarse  cuando escucha la palabra “diálogo” y “proceso”; un poquito más del significado político – institucional que en realidad tiene.
En primer lugar, llama la atención el tajante “no podemos incorporar en el diálogo a (pandillas)”. Es como la entrevistadora, Beatriz Benítez, titula la entrevista. Ya se sabe que es una posición de gobierno, si bien se sabe que algunos sectores políticos abrieron la puerta hace tiempo aunque con mano manipuladora al parecer. Como partidario, por principio de cultura de paz, del diálogo para resolver los conflictos, a mii me parece que no puede decirse esto de entrada. Otra cosa es si hay condiciones para el diálogo (en realidad creo que no hay condiciones para ello), si contamos con la metodología adecuada (nacional, territorial, inclusión, terciado, directo, etc.) si es pertinente o no… pero creo que no se puede de entrada decir “no podemos”. ¿”No podemos” quiénes? Otra cosa es decir “no queremos” o “ no quieren” (porque hay sectores que no quiere, por prejuicio o por ventaja o hipocresía política) o incluso por atadura político-diplomática: dependemos de la voluntad gubernamental porque somos invitados y entonces hay cosas que no podemos. Pero ¿entonces está atado desde un inicio el proceso de diálogo? Si es diálogo habría de ser abierto… y no estoy pensando sólo en el sector y problema pandillas, si no me muchos otros… luego será fácil decir “no podemos incorporar a tal sector al diálogo”. Ningún diálogo puede tener esta posición como punto de partida.
Segundo, el subtítulo es infame a estas alturas de la historia: “no se negocia con quien esté fuera de la ley”. Aquí no estoy seguro si son palabras de Andión o de la entrevistadora. Pero el contexto y texto de la entrevista da con el pretexto de las palabras como para poder afirmarlas. Eso no se puede decir. Bueno, era lo que se decía en principio cuando se hablaba de diálogo con el FMLN en el contexto de la guerra civil. Ya algo deberíamos haber aprendido de la legalidad… otra cosa muy distinta es si podemos o no dialogar sobre la base de crímenes cometidos. Esa es otra historia, pero no me diga ahora que para poder dialogar necesitamos tener representación jurídica…  Bajo este contexto, ¿puedo sentarme a dialogar con quien se niega a cumplir la ley? Piense en Gandhi y la Marcha de Sal.
Tercero, dice que este proceso que comienza es de diálogo, no de negociación  porque aquí “no hay conflicto, aquí hay una confrontación de intereses…” y bueno, se negocia donde hay conflictos… y como aquí no hay, pos no es negociación, sino diálogo. ¡Madre y Diosa de la conflictividad! ¡Ha descabezado en dos líneas toda la teoría formal e informal de la conflictividad, de transformación de conflictos y de peacebuilding!!!! En diversos momentos hemos acotado lo del diálogo, lo de la negociación, etc., y por tanto, no vamos a repetir lo aquí. Lo que sí es grave es decir que aquí no hay conflicto. No sé de dónde viene o donde lo alojan o que información le dan… pero decir que aquí no hay conflicto es una barbaridad… mucho más pensar que “confrontación de intereses” no es en sí, sino una forma de conflictividad.  Sólo con tomar el plano político entendemos que vivimos en una polarización de primera clase…
Cuarto, las pandillas no es un fenómeno coyuntural… a menos que para el señor Andión  el  criterio temporal para lo coyuntural sea el término de los veinte años. El “fenómeno” de las pandillas es un asunto estructural en la medida que está vinculado a la estructura económico - social resultado de las tranformaciones de los años noventa cuando el modelo neoliberal determinó una lógica de exclusión. Eso si sólo vemos el tema “pandillas”. Visto desde el punto de vista de la violencia, ésta está vinculad a estructuras históricas que han construido una cultura de la violencia que compartimos todas y todos. Y eso, no es coyuntural… no es de “ahorita no más”.

¿Quinto? Cuatro comentarios puntuales son suficientes en cuanto a lo vertido en la entrevista y que me estalló a la vista. Falta que nos enteremos cuál es la agenda, el proceso y los actores… a ver qué tan transparente será el asunto o habrá negociaciones a la sombra… Por cierto, eso fue el principal reclamo al proceso de la tregua.

Contribución de Luis Monterrosa (lmonterrosa@uca.edu.sv)

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