Hombre sin cabeza. Arte urbano (Valencia) |
Este viernes 17 de febrero ha aparecido en un
periódico local una entrevista realizada a Benito Andión. Llama la atención
poderosamente algunas frases como para poner el grito en el cielo… luego uno se
da cuenta del tipo de proceso que se plantea y pués sí, es otra cosa. Un poco
menos de lo que puede esperarse cuando
escucha la palabra “diálogo” y “proceso”; un poquito más del significado
político – institucional que en realidad tiene.
En primer lugar, llama la atención el tajante “no
podemos incorporar en el diálogo a (pandillas)”. Es como la entrevistadora,
Beatriz Benítez, titula la entrevista. Ya se sabe que es una posición de
gobierno, si bien se sabe que algunos sectores políticos abrieron la puerta
hace tiempo aunque con mano manipuladora al parecer. Como partidario, por
principio de cultura de paz, del diálogo para resolver los conflictos, a mii me
parece que no puede decirse esto de entrada. Otra cosa es si hay condiciones
para el diálogo (en realidad creo que no hay condiciones para ello), si
contamos con la metodología adecuada (nacional, territorial, inclusión,
terciado, directo, etc.) si es pertinente o no… pero creo que no se puede de
entrada decir “no podemos”. ¿”No podemos” quiénes? Otra cosa es decir “no
queremos” o “ no quieren” (porque hay sectores que no quiere, por prejuicio o
por ventaja o hipocresía política) o incluso por atadura político-diplomática:
dependemos de la voluntad gubernamental porque somos invitados y entonces hay
cosas que no podemos. Pero ¿entonces está atado desde un inicio el proceso de
diálogo? Si es diálogo habría de ser abierto… y no estoy pensando sólo en el
sector y problema pandillas, si no me muchos otros… luego será fácil decir “no
podemos incorporar a tal sector al diálogo”. Ningún diálogo puede tener esta
posición como punto de partida.
Segundo, el subtítulo es infame a estas alturas de
la historia: “no se negocia con quien esté fuera de la ley”. Aquí no estoy
seguro si son palabras de Andión o de la entrevistadora. Pero el contexto y
texto de la entrevista da con el pretexto de las palabras como para poder
afirmarlas. Eso no se puede decir. Bueno, era lo que se decía en principio
cuando se hablaba de diálogo con el FMLN en el contexto de la guerra civil. Ya
algo deberíamos haber aprendido de la legalidad… otra cosa muy distinta es si
podemos o no dialogar sobre la base de crímenes cometidos. Esa es otra
historia, pero no me diga ahora que para poder dialogar necesitamos tener
representación jurídica… Bajo este
contexto, ¿puedo sentarme a dialogar con quien se niega a cumplir la ley?
Piense en Gandhi y la Marcha de Sal.
Tercero, dice que este proceso que comienza es de
diálogo, no de negociación porque aquí
“no hay conflicto, aquí hay una confrontación de intereses…” y bueno, se negocia
donde hay conflictos… y como aquí no hay, pos no es negociación, sino diálogo.
¡Madre y Diosa de la conflictividad! ¡Ha descabezado en dos líneas toda la
teoría formal e informal de la conflictividad, de transformación de conflictos
y de peacebuilding!!!! En diversos
momentos hemos acotado lo del diálogo, lo de la negociación, etc., y por tanto,
no vamos a repetir lo aquí. Lo que sí es grave es decir que aquí no hay
conflicto. No sé de dónde viene o donde lo alojan o que información le dan…
pero decir que aquí no hay conflicto es una barbaridad… mucho más pensar que
“confrontación de intereses” no es en sí, sino una forma de
conflictividad. Sólo con tomar el plano
político entendemos que vivimos en una polarización de primera clase…
Cuarto, las pandillas no es un fenómeno coyuntural…
a menos que para el señor Andión el criterio temporal para lo coyuntural sea el
término de los veinte años. El “fenómeno” de las pandillas es un asunto
estructural en la medida que está vinculado a la estructura económico - social resultado
de las tranformaciones de los años noventa cuando el modelo neoliberal determinó
una lógica de exclusión. Eso si sólo vemos el tema “pandillas”. Visto desde el
punto de vista de la violencia, ésta está vinculad a estructuras históricas que
han construido una cultura de la violencia que compartimos todas y todos. Y
eso, no es coyuntural… no es de “ahorita no más”.
¿Quinto? Cuatro comentarios puntuales son
suficientes en cuanto a lo vertido en la entrevista y que me estalló a la
vista. Falta que nos enteremos cuál es la agenda, el proceso y los actores… a
ver qué tan transparente será el asunto o habrá negociaciones a la sombra… Por
cierto, eso fue el principal reclamo al proceso de la tregua.
Contribución de Luis Monterrosa (lmonterrosa@uca.edu.sv)
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